Corona Rosis
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Rosario de los 7 Dolores

En este Rosario se meditan los siete dolores de la Virgen Maria, desde la profecia en el Templo hasta el sepulcro de Jesus.
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Oraciones Iniciales

Ofrecimiento
Dios mío, te ofrezco este Rosario para tu Gloria, para honrar a tu Santísima Madre, la Virgen María, compartiendo y meditando en todo su sufrimiento. Te ruego con humildad que me ayudes a arrepentirme de corazón de todos mis pecados. Dame sabiduría y humildad, para que pueda recibir todas las indulgencias contenidas en esta oración. Amén.

Acto de Contriccion

Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte y por los dolores de Tu Madre Santísima. Amén.
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Primer Dolor: La Profecía de Simeón

«Ahora tu siervo puede morir en paz, mi Señor», dijo. Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción y una espada traspasará aun tu propia alma a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

Oracion
Queridísima Madre, cuyo Corazón sufrió por nuestra causa más allá de lo soportable, enséñanos a sufrir contigo y con amor, y a aceptar todo el sufrimiento que Dios considere necesario enviarnos. Permítenos sufrir, y que nuestro sufrimiento sólo sea conocido por Dios, como el tuyo y el de Jesús.
No permitas que el mundo vea nuestro dolor, sino que se convierta en algo más significativo, cuya finalidad sirva para expiar los pecados del mundo. Tú, Madre, que sufriste con el Salvador de la humanidad, te ofrecemos nuestro sufrimiento y el sufrimiento del mundo porque somos tus hijos. Une esos sufrimientos a los tuyos y a los de nuestro Señor Jesucristo, y luego ofréceselos a Dios Padre, para que Él conozca a su criatura. Eres la Madre más maravillosa del mundo.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Segundo Dolor: La Huida a Egipto

Un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo».

Oracion
Amadísima Madre María, que has sufrido tanto, danos tu valeroso corazón. Danos la fortaleza para que seamos valientes como siempre lo has sido tú, y aceptemos con amor el sufrimiento que Dios nos envía en nuestro caminar. Ayúdanos también a aceptar todo el sufrimiento que nosotros mismos nos infligimos y el sufrimiento infligido a nosotros por los demás. Madre celestial, tú, en unión con Jesús, purifica nuestro sufrimiento para que podamos dar gloria a Dios y salvar nuestras almas.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Tercer Dolor: La Perdida del Niño Jesus

Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres. Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándolo entre los parientes y conocidos, y como no lo encontrasen, retornaron a Jerusalén en busca suya.
Y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les dijo»
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Oracion
Amadísima Madre, enséñanos a aceptar todos nuestros sufrimientos por causa de nuestros pecados y a expiar los pecados del mundo entero.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Cuarto Dolor: El Encuentro con Jesus Camino al Calvario

En la subida al Calvario Jesús encuentra a su madre. Sus miradas se cruzan. Se comprenden. María sabe quién es su Hijo. Sabe de dónde viene. Sabe cuál es su misión. María sabe que es su madre; pero sabe también que ella es hija suya. Lo ve sufrir, por todos los hombres, de ayer, hoy y mañana. Y sufre también ella.

Oracion
Amadísima Madre, tan abatida por el más inmenso dolor, ayúdanos a soportar nuestro propio sufrimiento con valor y amor, para que podamos aliviar tu Doloroso Corazón y el de Jesús. Al hacerlo, que podamos dar Gloria a Dios, quien te entrego a ti y a Jesús a la humanidad. Enséñanos a sufrir en silencio y con paciencia como tú lo hiciste. Concédenos la gracia de amar a Dios en todas las cosas. Oh Madre de los Dolores, la más afligida de todas las madres, ten piedad de los pecadores del mundo entero.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Quinto Dolor: La Crucifixion y Muerte de Jesus

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
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Oracion
Amadísima Madre, Reina de los Mártires, danos el valor que tuviste en todos tus sufrimientos para que podamos unir nuestros sufrimientos a los tuyos y dar gloria a Dios. Ayúdanos a seguir todos sus mandamientos y los de la Iglesia, para que el sacrificio de Nuestro Señor no sea en vano, y que todos los pecadores del mundo sean redimidos.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Sexto Dolor: La Recibida del Cuerpo de Jesus

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.

Oracion
Te damos gracias, Madre nuestra, por el inmenso amor que le tuviste a tu Hijo amado al pie de la cruz. Cuando nuestro Salvador exhalaba su último aliento, te encomendó a cada uno de nosotros como tus hijos; gracias oh Santísima Madre por acogernos, por ser la Madre de la humanidad. Sabemos que nos amas más que nadie en este mundo. Te
imploramos que nos acerques a la infinita misericordia de tu Hijo Jesús para alcanzar la vida eterna. Te damos gracias por Jesús, nuestro Salvador y Redentor. Le damos las gracias a Jesús por habernos dado una Madre como tú. Madre, por favor, ruega por nosotros.

​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Septimo Dolor: La Sepultura de Jesus

Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.

Oracion
Amadísima Madre, tu belleza sobrepasa la de todas las madres, Madre de Misericordia, Madre de Jesús y Madre de todos nosotros. Somos tus hijos y depositamos toda nuestra confianza en Ti. Enséñanos a ver a Dios en todas las cosas y en cada circunstancia de la vida, aún en nuestras noches más oscuras. Ayúdanos a entender la importancia del sufrimiento y también conocer su propósito de acuerdo a la Voluntad de Dios. Tú misma fuiste concebida y nacida sin pecado, fuiste preservada de él. Aun así, tu sufrimiento fue inefable. Tú, la esclava del Señor, te entregaste incondicionalmente a Dios, aceptando el dolor con amor y con valentía inconcebibles.
Tú estuviste junto a tu Hijo desde el momento en que fue arrestado hasta que murió. Sufriste unida a Él, sintiendo cada dolor y tormento que Él padeció. Tú cumpliste con la Voluntad de Dios Padre, y de acuerdo a ella, te convertiste en Nuestra Madre. Te rogamos querida Madre: enséñanos a ser como Jesús; enséñanos a amar nuestra cruz y abrazarnos a ella. Confiamos en ti Madre Misericordiosa, enséñanos a sacrificarnos por todos los pecadores del mundo, ayúdanos a seguir los pasos de Jesús y estar dispuestos a dar nuestras vidas por los demás.
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​​(Rece un Padre Nuestro, siete Ave Marias y un Gloria, seguido por las Jaculatorias)

Padre Nuestro (1)
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.

Ave Maria (7)
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

Gloria (1)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.
Como era un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen.

Jaculatoria
Maria, madre de gracia y madre de misericordia,
En la vida y en la muerte amparanos gran Señora.
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Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los sufrimientos de tu Hijo, Jesús.
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Oraciones Finales

​La Salve
Dios te salve, Reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén

Reina de los Mártires, por tu corazón que tanto sufrió, te ruego por los méritos de las lágrimas que derramaste en esos terribles y dolorosos momentos, que obtengas para mí y todos los pecadores del mundo, la gracia de la sinceridad completa y el arrepentimiento. Amén

Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

La Magnificat
Glorifica mi alma al Señor
y mi espíritu se llena de gozo,
al contemplar la bondad de Dios mi Salvador.
Porque ha puesto la mirada
en la humilde sierva suya
y ved aquí el motivo porque me tendrán por dichosa
y feliz todas las generaciones.
​Pues hizo en mi favor
cosas grandes y maravillosas,
El, que es Todopoderoso
y en su nombre infinitamente santo,
cuya misericordia se extiende
de generación en generación,
a todos cuantos le temen.
Extendió el brazo de su poder,
disipo el orgullo de los soberbios,
trastornando sus designios.
Desposeyó a los poderosos
y elevó a los humildes.
A los necesitados los llenó de bienes
y a los ricos los dejó sin cosa alguna.
Exaltó a Israel su siervo acordándose de él
por su gran misericordia y bondad.
Así como lo había prometido
a nuestro padre Abraham
y a toda su descendencia
por los siglos de los siglos.
Amen.

(3 veces) María, concebida sin pecado, habiendo sufrido por nosotros,
ruega por nosotros.
​
​Señal de la Cruz
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Amen

Corona Rosis

© 2020 Cristian Martinez

Basado en el metodo de rezo del Rosario de San Louis-Marie Grignion de Monfort (1673-1716).
Ultima Actualizacion: 18 Abril, 2020
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